imagina que algo vale la pena
y lo pagas
y te vuelves loco de amar
cabos
queriendo ser padre
sólo para poder contarle a sus hijos
que si la vida es una mierda
es mejor no pisarla
con las manos en los bolsillos
en defensa ajena
como el sólo quiero que me quieran
de los que sueñan con poder estar
mal acompañados
imagina un sofá de dos plazas sin conductor
aparcado en doble fila esperando nada
nadie empeña los cristales
rotos
nadie hace eco
que es besar con la mano una puerta
cerrada
simplemente soy yo
y el resto es nadie
todo se irá bien
knock, nock,
nothing
toser en voz baja
como quien pasa notas por debajo
de la media
aprender a pender
da un golpe en la mesa si quieres
que hablemos de lo vuestro
tírala si no
te he traído tabaco
puedes irte
imagina llegar y que no te desesperan
y el subidón final
mortal combat a vida o suerte
de que te coman la polla
pensando en tu cara
te duele
porque tienes,
corazón
dicen que las farolas mantienen las distancias
a ciento treinta y dos pasos de la que es ahora
mi oficina
vente a la mierda, Joaquín
no se han movido ni los cuadros
psicóticos
la lengua de las mariposas
muertas
de pena
todo sigue en su sitio
como si pudiera
pero tú no estás
si te soy sincera
nunca te he mentido
y no ha servido de todo
aquel día mientras perdía los papeles
de la hipoteca
me vine abajo y allí estabas
abriste la puerta y cerraste la ventana
y joder
- pero dónde está todo el aire que nos falta
- corriendo, sirena
me tendió la mano y una dirección
un caballero que no se atreve a decir todo lo que quiere
como el cartero que sólo llama una vez
pero espera toda la vida
nos señalaron con el dedo por volver
a saludar intentando dar un beso
sin tener ni idea
de que nos estábamos despidiendo
escucha cuando te escribo
llevo toda la vida guardando silencio
pero no estás solo
te doy mi palabra
somos la canción más triste del mundo
pero hasta ésas pueden ser
bailadas.
Estaba escuchando el Hallelujah de Leonard Cohen tan fuerte al leerte que me ha extrañado abrir el enlace y que no fuera esa canción.
ResponderEliminarHay sirenas que vale la pena escuchar, me dijeron las cuatro orillas. No hay quien pueda encerrarnos.
ResponderEliminarYa no llamo a la puerta por su nombre de pila, pero sabes que estoy al otro lado. Del río, del sobre, del abrazo.
He empezado por leerte una vez, y otra y otra, y me descubro minutos después y entradas antiguas.
ResponderEliminarOjalá inspiración como tú.
Un beso desde http://drogasyamoor.blogspot.com.es/